Sevilla está llena de callejones empedrados con rincones que ofrecen su fino y pescadito frito que no sabría a manjar de los dioses si no fuese por su gente alegre y dicharachera, por su historia de anarquismo y "rojerío".
Ellos interpretan pero ella va de paso. No importa, hay que ganarse la vida, sacar el arte, la música, el teatro a la calle o hacer lo que más me gusta