10 de julio de 2006

Fui a ver a B.B. King y me encontré al Negro Rada

Por Aldebarán

Lo bueno de tener inquietudes musicales en un espectro tan variado que va del flamenco a la bossa nova, pasando por el electropop o el tango, es que la vida te da sorpresas inimaginables. ¿Qué probabilidades hay de ‘tropezarse’ dos veces en una semana con Rubén Rada, un genio del candombe uruguayo, que jamás había actuado en Madrid?
Conocí al Negro Rada (como se le nombra en su país) en Montevideo, en los festejos por la asunción de Tabaré Vázquez como presidente de Uruguay el 1 de marzo de 2005. Su música ya viajaba conmigo tiempo atrás, desde que una selvática mujer uruguaya se cruzó en mi vida –en 2000- y me mostró los sones de su país. Pero en 2004 crucé el Río de la Plata para pisar por vez primera tierra ‘oriental’ y ahí me enamoré del candombe.
Es tan difícil (por no decir casi imposible) escuchar música de Uruguay en vivo fuera de sus fronteras que cuando supe –por una de esas casualidades que te hacen creer en la magia del Destino- que Rada actuaría en la sala Galileo Galilei, de Madrid, corrí para conseguir las entradas.
Y en un entorno ciertamente nostálgico –banderas de Uruguay, gente tomando mate, algún chico vestido con la ‘celeste’ en pleno Mundial de Alemania, pese a que su país no clasificó para la cita germana-, El Negro Rada salió al escenario y, con sólo un par de canciones, logró que los y las presentes olvidáramos sillas y mesas para transformar la Galileo en sala de baile, mezclando nacionalidades e intercambiando parejas.
Grandes clásicos como “Flecha verde”, “Ayer te vi”, “Candombe para Gardel”, “Aparte de ti, tu boca”, “Terapia de murga”, “Mandanga dance” y, por supuesto, “Las manzanas” fueron interpretados como presentación del disco “Candombe Jazz Tour” –que también da nombre a la gira- por este músico de casi 63 años –los cumple el domingo 16- y su banda, en la que batería, guitarra y bajo eléctricos o teclados conviven con la cuerda completa de tambores del candombe –piano, chico y repique-.
Y, por esas inquietudes musicales que antes comentaba, tampoco podía perderme el concierto que B.B. King daba dentro del Festival Viajazz, en Villalba (provincia de Madrid). En la frontera de los 80 años, el gran ‘bluesman’ había anunciado que ésta era su última gira en los escenarios europeos y yo, que ya le había visto tres veces en la capital siempre pensando ‘éste puede ser el último’, no podía dejar de ir al que ‘de verdad’ iba a ser el último, en un cartel compartido con Donna Hightower, la gran dama del jazz y el gospel, que comenzó con el conocido “Cheek to cheek” para dar calor a la casi madrugada en la que el ‘king of the blues’ diría adiós a Madrid.
Pero la velada musical arrancó con una gran sorpresa. Mariano Mariano, humorista conocido por sus apariciones en televisión, abrió con su grupo de blues “All Stars”, que, como él dijo durante la actuación, está formado casi íntegramente por intérpretes uruguayos. Reconocí a algunos de los que, días atrás, habían compartido escenario con Rada, y soñé que, en algún momento, también tocara El Negro. Y los sueños, de vez en cuando, se cumplen…
Mariano Mariano confesó que, en los años 80, viajó a Uruguay y allí conoció a Rada, que se convirtió en su amigo. Ahora el humorista y cantante produce la gira “Candombe Jazz Tour” y, ante el asombro del público congregado en el Campo Municipal de Fútbol, que esperaba otro estilo musical, presentó al Negro Rada, quien interpretó tres canciones –candombe y murga- e hizo levantar, de nuevo, al público de sus asientos.
Horas después llegarían el gran B.B. King, sus ágiles dedos para acariciar a la querida Lucille (la guitarra que siempre le acompaña), casi dos horas de blues y rock de calidad, sus juegos cómplices con el auditorio, su amable sonrisa y el emocionado adiós. Pero siempre me quedará el sabor de la inesperada sorpresa de ir a ver a un ‘bluesman’ y encontrarme con un candombero. Por segunda vez en una semana…

enbarranquillamequedo69@hotmail.com

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